El futuro es pocas veces predecible. No por ello hay que dejar de imaginarlo en términos de prospectiva. Preparándonos para actuar ante diversas circunstancias posibles, de las cuales una sola se producirá. Hemos de tomar conciencia de las rápidas evoluciones en curso y reflexionar sobre la posibilidad de cada uno de nosotros para intervenir y fijar el rumbo.
No hay día en el que no se produzca un acontecimiento cuyo impacto tendrá consecuencias que van más allá del momento en el que se produce. Bien se trate de desafíos energéticos, medioambientales, alimentarios o migratorios: el futuro obliga al mundo a encontrar respuestas a las preguntas que provoca.
El hombre no reacciona ante los signos de una catástrofe ecológica posible. Desamparado ante los desafíos que el futuro le plantea, trata de dejar al “destino” elegir su lugar. Sobrepoblación, hambrunas, guerras y penurias... Sin embargo, el futuro del planeta no está fijado y demanda respuestas sin tardar.
Coordina: Le Monde diplomatique en español.