Sesión 2. Europa: ¿pesadilla, sueño o esperanza?

La UE se encuentra en una situación de crisis profunda en la que se evidencian los límites de la legitimidad, relevancia y viabilidad del pacto social y político a partir del cual fue concebida. Sucesivas oleadas de críticas sobre la pertinencia de la Unión para los 500 millones de personas que en ella viven ponen de manifiesto limitaciones tanto en la dimensión socio-económica de la integración, como en el plano político doméstico y global.

En lo referido al proyecto socio-económico, se pone en cuestión la capacidad de la UE de mantener y ampliar la cohesión económica, social y territorial, generando estabilidad, crecimiento y competitividad económica, y asegurando altos niveles de empleo y bienestar. Por otra parte, como modelo político de gobernanza democrática multinivel también está siendo crecientemente cuestionada. A pesar de estas críticas, el proyecto europeo presenta potencialidades únicas en su naturaleza y alcance. Así, es destacable su visión cosmopolita en la construcción de espacios de gobernanza multinivel y su compromiso con la normativa e institucionalidad internacionales. A pesar de sus limitaciones, sigue siendo también un referente único y obligado en materia de integración y es el actor mejor equipado para atender a los desafíos y riesgos de un mundo globalizado.

Por todo ello sigue siendo una causa que merece la pena defender. Las inminentes elecciones al Parlamento Europeo suponen una buena oportunidad para revisar el camino recorrido y, sobre todo, para impulsar el proceso de construcción política que plantea el Tratado de Lisboa. Hoy el Parlamento se ha convertido en un colegislador poderoso, llamado a tener un papel fundamental en el diseño de la política comunitaria. Serán las elecciones más democráticas de la historia comunitaria, en las que por primera vez cabe la posibilidad de elegir al Presidente de la Comisión y delinear un Parlamento Europeo con capacidades legislativas inéditas.

El mayor riesgo es que se agudice el clima de desafección política impulsado por la carencia de plena representatividad a nivel de la Unión. Los Estados-nación y, en el caso de la UE, los órganos multinivel designados a tal efecto, son los responsables de desarrollar respuestas innovadoras a las necesidades ciudadanas. El europeísmo perdido no podrá recuperarse si no es a través de un profundo replanteamiento sobre la convivencia de los valores, intereses e identidades que lo componen. Necesitamos más Unión y más Europa y para ello necesitamos más democracia, más federalismo y más cohesión.

• 19.00 h. Coloquio:
  • Berna González Harbour, subdirectora de El País.
  • Borja Lasheras, director adjunto de la oficina en Madrid del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, por sus siglas en inglés).
  • Moderador: Jesús A. Núñez Villaverde, codirector del IECAH.
• 20.30h Debate con el público

Coordina IECAH (Instituto de Estudios sobre conflictos y Acción Humanitaria).