Educar en la pérdida en la infancia y adolescencia
15 feb - 16 feb 2022La mayor pérdida a la que se puede enfrentar una persona es a la muerte de un ser querido, pero también están ahí las separaciones y divorcios, los movimientos migratorios, los cambios de casa y colegio, etc.
La pérdida es una realidad en nuestras vidas -estos tiempos de pandemia nos lo han puesto especialmente de manifiesto-, y de una forma muy especial en la vida de los niños/as que experimentan privación y frustración de forma frecuente. Por eso necesitarían que también les educásemos en cómo vivir esos procesos y en salir fortalecidos de ellos.
Ante la pérdida no se pueden improvisar soluciones fingidas ni ofrecer respuestas que se ajusten, exclusivamente, a la experiencia limitada del que acompaña. Lo adecuado es poseer una escucha entrenada, una formación que nos facilite empatizar con el dolor tal y como lo experimenta el otro y, además, favorecer un sentido.
Tanto las pérdidas pequeñas como las más grandes son oportunidades -generalmente desaprovechadas- para enseñar a los menores a crecer con esperanza y equilibrio emocional. La mayor pérdida a la que se puede enfrentar es a la muerte de un ser querido y de ella vamos a hablar porque es el adiós definitivo. Pero también están ahí las separaciones y divorcios, los movimientos migratorios, los cambios de casa y colegio, la ausencia de abrazos, los confinamientos de aulas… y otras experiencias recientes. Procesos complicados que conviene gestionar adecuadamente y ajustar a sus necesidades evolutivas y personales.
Objetivos
Se busca ayudar a que el niño/a y la familia entren en contacto con sus experiencias de pérdida para identificar las emociones implicadas en ellas, fomentar su expresión y promover su aceptación y, así, continuar evolucionando. Para ello, se va a trabajar tanto con material teórico como con dinámicas de grupo sencillas, actividades prácticas y de reflexión. El objetivo final es identificar e interiorizar el proceso de un duelo sano.
Programa
La aceptación de la realidad de la pérdida como parte inherente de la vida normalizando, en lo posible, la situación y reduciendo la sensación de problema individual.
La adaptación a un contexto que ha cambiado tras la pérdida y la creación de un espacio sano de relación con lo perdido.
El crecimiento sin resentimiento ni autocompasión estéril, yendo del dolor a la fortaleza y evitando el sufrimiento.
La repercusión física de las emociones de pérdida y su reeducación para alcanzar la calma.
La autorregulación emocional en un cierto plazo (capacidad para comprender las emociones y actuar de modo sano).
La aceptación de que pueden darse al mismo tiempo sentimientos contrarios, sin culpa.
Formadoras
Maite Rodríguez Estévez es Pedagoga y Máster en Neuropsicología. Profesora de Formación Profesional y Orientadora escolar. Directora de Preparados para Aprender.
Paloma Rosado es Psicóloga, Psicoterapeuta (FEAP) y profesora de Terapia Gestalt en el Instituto de Interacción. Posgrado en Terapia Humanista y Psicopatología del niño y el adolescente. Autora de los libros La revolución de la fraternidad y El poder del dolor.
Dirigido a
Madres y padres, profesores, pedagogos/as, psicólogos/as infantiles y a profesionales interesados en el sano desarrollo emocional e integral del niño/a.
Duración
16 horas