Conferencias "Planeta Tierra: nuestros grandes desafíos"

Las Academias de Ciencias de los países más grandes del planeta emiten informes que exhortan a los dirigentes políticos a tomar en serio la amenaza de la crisis climática. Los informes elaborados por científicos pertenecientes al Grupo Intergubernamental sobre la Evolución del Clima (GIEC) constituyen un corpus indiscutible y proyectan distintos escenarios para los siglos venideros. Según que en el curso de los cien próximos años la temperatura global aumente 2ºC, 4ºC o 6ºC, el mapa del mundo no será el mismo. La mayoría de los modelos llegan a las mismas conclusiones: de aquí a 2050 los países industrializados tienen que dividir por cuatro sus actuales emisiones contaminantes.

Si nos fijamos en los titulares de las portadas de los grandes medios de comunicación (prensa escrita, radio, TV o redes sociales) de los últimos meses, tenemos motivos para alarmarnos. En todos ellos constatamos que se está produciendo una interminable sucesión de nuevos desórdenes ecológicos que comienzan a sembrar gran inquietud: terremotos, inundaciones o cataclismos de dimensiones que jamás habíamos conocido. Millares de muertos, daños irreparables y devastaciones ecológicas (bosques destruidos, fauna diezmada, aguas contaminadas…) imposibles de contabilizar.

En los países desarrollados –mejor protegidos, por lo general, contra las calamidades llamadas “naturales”–, los trastornos climáticos se han hecho sentir dramáticamente. Por ejemplo, en España las últimas inundaciones, excepcionales, han causado víctimas y destrozos colosales dejando a las poblaciones en estado de choque.

Igualmente nos encontramos con problemas ligados a la contaminación alimentaria: revelaciones sobre el uso de excrementos humanos para la elaboración de piensos para ganado y para piscifactorías o presencia de listeria en algunos productos de charcutería, entre otros.

Se suceden la depredación y los saqueos de todo género infligidos a los suelos, a las aguas y a la atmósfera. Urbanización galopante, deforestación tropical, contaminación de los mares y de los ríos, calentamiento climático, disminución de la capa de ozono, lluvias ácidas: todo ello pone en peligro el futuro de la humanidad.

Es tarea de nuestra generación y responsabilidad de los dirigentes del mundo romper con esta trayectoria destructiva e injusta. Están en juego, a largo plazo, un profundo cambio de la geología planetaria y, a corto plazo, la vida y la seguridad de cientos de millones de mujeres y hombres.

Coordina: Le Monde diplomatique en español, Fundación Mondiplo y FAO España.