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Inéditos 2019

7 jun - 1 sep 2019

La Casa Encendida de Fundación Montemadrid acoge la XVIII edición de la convocatoria Inéditos 2019.

La Casa Encendida presenta las exposiciones de Inéditos 2019 que reúne los proyectos de tres jóvenes comisarios menores de 35 años. El programa Inéditos fomenta la inserción de los jóvenes comisarios en los circuitos profesionales, facilitando a los seleccionados la posibilidad de producir su primera exposición y editar un catálogo del conjunto de la muestra. En sus diecisiete ediciones, La Casa Encendida ha apoyado a más de 50 comisarios noveles contribuyendo a la difusión de sus trabajos. En esta ocasión, el jurado, compuesto por Mery Cuesta, crítica de arte y comisaria, João Laia, comisario jefe de Kiasma (Helsinki) y Yolanda Romero, jefa de Conservación del Banco de España, ha premiado los siguientes proyectos:

  • La Pista. Comisario: Lorenzo García-Andrade (Madrid, 1991). (Sala A)

    A través de la creación de una pista de pádel, La Pista propone incorporar a un centro cultural la función de centro deportivo. La Pista es una pista. Una pista de pádel dentro de la Sala A de exposiciones de La Casa Encendida. Una pista normal, con sus medidas propias y materiales reglamentarios correspondientes. Pero no es solo una pista, es la creación del centro deportivo La Pista, es el encuentro y convivencia del funcionamiento de un centro cultural con el funcionamiento de un centro deportivo.

    La Pista se presenta como la posibilidad de un espacio para la incertidumbre. Los elementos que la regulan y formalizan no constituyen por tanto un todo cerrado, no siguen una lógica argumental del tipo inicio-desarrollo-desenlace que se pueda establecer a priori a través de herramientas discursivas. Es un proceso que se mantiene inconcluso hasta el final de la muestra. La Pista no termina de realizarse hasta que termina la exposición, porque no es solo la instalación de la pista, sino que es todo lo que emerge en torno a su activación. La Pista es todo el orden de situaciones que posibilitan su uso y que se desencadenan a partir de él. Es una pieza que reflexiona desde su condición de instalación, ejerciendo una presión como sistema sobre el sistema en el que se ha implantado, y cuya duplicidad de usos pone en crisis el papel de los distintos agentes y la naturaleza de la obra, pues ambos, el centro cultural y el centro deportivo, son espacios normados pero sujetos a diferentes normativas.

    Desde un deseo de investigar sobre los márgenes de los desconocidos, de las relaciones entre sistemas diferentes y las posibilidades de los formatos del arte, se han incorporado varias líneas de investigación y prácticas artísticas que se han materializado en una única pieza. Queda, de esta forma, diluida la división entre pieza, exposición y discurso; así como la de comisario, artista, espectador y activador porque esta operación es llevada a cabo por un grupo de agentes que, invitados por Lorenzo García-Andrade, se unen a él para observarse como grupo en torno a un elemento que les ocupa, un objeto de cohesión. En vez de varias obras de distintos autores que son atravesadas por una investigación, los distintos discursos y líneas de investigación de los autores conforman una sola pieza. El concepto de autoría se desplaza en la pieza única al no saber señalar cuándo termina la contribución de un agente y cuándo comienza la de otro.

    De la misma forma, al hacer convivir un centro cultural con un centro deportivo con sus órdenes de funcionamiento y la incorporación de una instalación dentro de otra, se mezclan los espacios y confunden sus límites: los jugadores dentro de la pista deportiva y a su vez dentro del centro cultural, los espectadores fuera de la pista pero aun así dentro del centro deportivo; vemos tensarse ambos a diferentes niveles, se juntan distintos hardwares. Jugar, ver jugar, la vestimenta, la reserva de la cancha o el peloteo son elementos que proyectan la acción como una única vivencia establecida sobre la duplicidad de protocolos en la que no es reconocible qué es pieza artística, qué es cotidianeidad, qué es gestión de un centro cultural, qué es administración de un centro deportivo, como tampoco es identificable qué es predicho y qué es espontáneo.

    Si Extremoduro dice “no valgo para estar metido en un puré, me gusta mi sabor”, este proyecto va de todo lo contrario. De estar en el puré, de lo metacolectivo. Va de estar en puré, pero también de hacer puré. Solo hay una, algunas, pistas.

    Participan: María Buey, Javier Cruz, Elgatoconmoscas, Carmen García, Jacobo García, Javier Garralda, Andrea González, Jovendelaperla, Juanito Jones y Taller de Casquería.

    Reservas y más información en la web de La Pista.

  • VIRAL IDENTITIES Comisaria: Inés Muñozcano (Madrid,1989). (Sala B)

    La idea de que internet es un espacio democrático de tamaño y alcance globales provoca cierta sensación de estabilidad al 53% de la población mundial que lo utiliza; tal es el efecto del pluralismo en todos los sistemas políticos: es gratificante asumir que internet está diseñado para un comportamiento auténtico, en el que cada persona siendo una misma, pueda obtener gran reconocimiento acumulando clicks.

    La exposición y comunicación en las redes sociales fomenta que percibamos nuestra identidad, entendida como el conjunto de rasgos que nos caracteriza, de una manera nueva y con un fuerte componente relacional cuya autenticidad rara vez se cuestiona. Como resultado, los internautas hemos modelado una manera diferente de existir en el mundo, replanteando la ontología de la imagen e incorporando internet en el contexto histórico de las performances fotográficas. Si bien es verdad que el contenido digital engendra el cambio hacia una verdad más descentralizada a la par que mainstream, también lo es que las identidades virtuales comunes –lo mismo que las virales– rara vez son trascendentes: la información en internet fluye casi de manera unidireccional. Las firmas que tienen el poder dirigen ese flujo a través de tendencias sociales y estéticas, practicando una apropiación despiadada y evitando deliberadamente el contacto con culturas o realidades diferentes que sean capaces de impulsar cambios internos en las sociedades contemporáneas. La estética genérica se impone como principal estructura de conocimiento reforzando internet como un lugar con poca diversidad y con acceso solo para la mitad más privilegiada del mundo.

    Este paisaje hegemónico es fértil para la creación artística, un ámbito certero para la disidencia. Existe una necesidad intelectual de confrontar o visibilizar una realidad aparentemente democrática pero que es en verdad capitalista y patriarcal, gordófoba, misógina, racista y transfóbica. En consecuencia, los artistas que tienen presencia online utilizan la red para producir y diseminar prácticas críticas más o menos radicales. Lo hacen sirviéndose de la viralidad y de sus recursos estéticos, quebrantando la norma no escrita que dicta centrarse en la mera comunicación por encima del contenido que se comunica.

    Artistas participantes: Angelo Plessas, Jon Rafman, Tabita Rezaire y Amalia Ulman.

  • Un amor salvaje que arruina nuestra paz. Comisario: Sergi Álvarez Riosalido (Sabadell, 1992). (Sala C)

    Un amor salvaje que arruina nuestra paz es una propuesta curatorial que investiga las posibilidades de introducir, a través de la práctica artística, aquello que el discurso capitalista rechaza en todo momento y que el psicoanalista Jacques Lacan detectó y nombró como “las cosas del amor”. En el discurso capitalista, donde todo es aparentemente posible y en el que desaparecen los límites, un cierto amor puede irrumpir como el desestabilizador de un totalitarismo imperante.

    Poniendo un énfasis especial en un amor que hace presente la imposibilidad de la relación sexual, de la completa y perfecta unión con el otro, y que, a su vez, evita transformar las cosas en mera forma de mercancía, se pretende plantear posibilidades de resistencia a un sistema que es pura pulsión de muerte. Para ello se presentarán propuestas que, a través de un amor que no busca hacerse uno, intente acabar con las lógicas de cálculo y ganancia así como con las relaciones de poder.

    En su obra Détruire, dit-elle (1969), Marguerite Duras ideó unos personajes que reivindicaban la destrucción del mundo como única posibilidad de salvación para la humanidad. Sin embargo, el alcance revolucionario del texto se comprende cuando el movimiento de morir infinito se da a través de un gesto amoroso, de la defensa de un amor no posesivo que pasa por el cuidado al otro en tanto que alguien e incluso algo completamente distinto a uno mismo. Maurice Blanchot haría una lectura realmente reveladora de este doble movimiento entre amor y destrucción, que abre la posibilidad a una verdad desconocida, al territorio de lo extraño, esa aparición que arruina nuestra paz. Este amor estaría en las antípodas de un amor que de dos quiere hacer uno.

    El proyecto se desarrolla a través de tres ideas fundamentales: el amor, la destrucción y el cambio de un estado a otro provocado por la conjugación de los dos primeros. El amor que se aborda en esta exposición se califica como salvaje porque es un amor que no se controla ni domina. Este amor tiene que ver con un saber de la imposibilidad, con un sostenerse en lo imposible y en lo más singular de cada uno. La destrucción, aquello que arruina nuestra paz, es resultado de la irrupción de un amor con estas características. Como señala Blanchot, “hay que amar para destruir”. Sin embargo, se apresura a matizar el carácter de este destruir: esta destrucción ofrece una inmensidad vacía, un salto a lo desconocido e impredecible. Esta intervención es el salto mortal que provoca el cambio, que lleva de una situación a otra.

    Las obras propuestas inciden de diferentes maneras en estas ideas manteniendo estos tres puntos mencionados (amor, destrucción, cambio), los cuales son imprescindibles para abordar esta dinámica y este amor que, en cierto modo, hace presente una castración –en términos psicoanalíticos– que el capitalismo niega. Para elaborar esta mise en abyme se ha tomado como núcleo discursivo la obra de Marguertie Duras, en la que estos elementos se articulan a través de sus textos, pero al mismo tiempo se ha expandido temporal, espacial y artísticamente en otras manifestaciones y obras.

    Artistas: José Ramón Ais, Diana Artus, Javier Campano, Vera Chytilová, June Crespo, Marguerite Duras, Vladimir Ilich Lenin, Gabriel Mejía Abad y Laura Torres.

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Inéditos 2019

7 jun 8 - 19:45 h