Un encuentro en torno al cine y la maternidad, entendida no sólo como el hecho físico de dar a luz a otra persona, sino planteando las diferentes maneras que tenemos de aproximarnos emocionalmente al cuidado de los hijos.
Las películas recogidas en el ciclo plantean desde las formas contemporáneas algunas de las dudas, mitos y desafíos más extendidos en torno al acto de ser madre, convirtiéndose en un espejo poliédrico, cambiante y contradictorio.
Las cineastas que forman parte del ciclo no sólo abordan diferentes temas en torno a los mitos de la maternidad sino que la abordan desde otros prismas. Como las madres adolescentes en Birth, de Signe Baumane, o A minha juventude, de Rita Quelhas; la soledad del puerperio en Project Motherhood, de Lea Hanzelova y Michal Babinec; la madre sobrepasada por la circunstancia en Moms on fire, de Joanna Rytel, o Palma, de Alexe Poukine; o la enfermedad del hijo en Penélope, mon amour, de Claire Doyon.
Y lo hacen desde medios y formatos muy diversos como la animación, la autoficción, el documental o la performance sonora que presentará la cineasta Pili Álvarez, ofreciendo una experiencia plural y heterogénea.
Lo más notable de exponer todas estas aproximaciones es reconocer en los procesos creativos las decisiones de cada madre detrás del acto de ser madre. Maternar contra el mito se plantea también como un espacio de resistencia, un encuentro para debatir e identificar las dificultades, contradicciones y soledades asociadas con la maternidad y confirmar la importancia del papel social de los cuidados, que siguen recayendo principalmente en las mujeres y, por extensión, en las madres.
“Cuando nos dijeron que íbamos a ser madres teníamos siete, quince, veintidós o cuarenta años. Nos preocupó qué pasaría con nuestro cuerpo y el dolor del parto, pensamos si seríamos capaces de cuidar de alguien más, dimos por hecho que no y que sí. En realidad, nos dio igual ser madres; no pudimos serlo a pesar de lo que decían, decidimos que no queríamos y también que queríamos. Nos sentimos expuestas e igualmente supimos que nuestra decisión era como una caja escondida, una raíz, un universo, un origen que podíamos abrir o cerrar.
Cuando fuimos madres sentimos el impacto. Unos desconocidos nos dijeron que diéramos de comer al niño que llora, la gente nos recomendaba que no consintiéramos esto o que no fuéramos tan duras en lo otro, nos observaron mucho más de lo que nos habría gustado, tuvimos miedo. Descubrimos reacciones de nuestro cuerpo que nunca hubiéramos imaginado, algunas terribles y otras francamente divertidas. Supimos por defecto lo que es la libertad y también, entre muchas otras cosas, nos sentimos y estuvimos vivas y solas”. Nuria Cubas, coprogramadora del ciclo.