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La vuelta de septiembre de Give me Five llega con cinco recomendaciones culturales de la poeta Rosa Berbel. Un ensayo, dos libros de poemas, un disco y una exposición comparten el interés por la indagación en un territorio desconcertante y con frecuencia abrumador: el de las posibilidades del arte para pensar, confrontar, renombrar o transformar una realidad que nos violenta.
Hay muchas formas de explorar la relación entre la creación y la política, pero estas cinco obras lo hacen sin perder por el camino la radicalidad, la aspiración al placer o la belleza.
Para empezar el nuevo curso con el deseo de cambiar el mundo:
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Literatura de izquierda, de Damián Tabarovsky
Aunque publicado en 2004, este ensayo de Tabarovsky conserva la actualidad y la plena vigencia. El argentino problematiza el sintagma literatura de izquierda desde la certeza de que los textos críticos y radicales del presente deben transitar otros caminos distintos de los habituales, espacios al margen del mercado y de la academia. Para ello, pone en jaque el canon, las jerarquías y las zonas de confort bien asentadas en la historiografía literaria, en un diagnóstico que, aun situado en el ecosistema argentino, excede sin duda el marco nacional. Un libro brillante para pensar la relación entre literatura y política (sobre la que deberíamos seguir pensando y discutiendo) desde un lugar todavía heterodoxo y sugerente: el del compromiso fundamental con el lenguaje.
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Tiempo y materiales, de Robert Hass
Dentro de la poesía reciente que podemos considerar política, los ejercicios que más me interesan son aquellos que esquivan los sentidos inmediatos, que imaginan otros mundos desde la ambigüedad, el exceso y la pluralidad de interpretaciones. Algo así expone Robert Hass en uno de los versos de Tiempo y materiales, en favor de otras lecturas posibles: “Levantar capas / como si fueran una continuidad de días”. En esta obra, ganadora del Premio Pulitzer en 2008, conviven la conciencia ecológica, las preocupaciones estéticas y la memoria histórica, abriendo una línea de fuga hacia un futuro más amable.
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Poema sin héroe, de Anna Ajmátova
La obra de la poeta rusa Anna Ajmátova sigue constituyendo un monumento imprescindible al que regresar y encomendarse. En este caso, mi devoción por Poema sin héroe, que supone un retrato salvaje de la escena cultural del Leningrado de la época, se debe a la radicalidad formal con la que aborda la relación entre el lenguaje y su referente. Por el poema desfilan extraños personajes, imágenes terroríficas, rituales y voces inesperadas, con ese poso oscuro y descreído que tienen buena parte de sus textos. Me gusta pensar en él como una suerte de códice en el que está grabado todo el destino fatídico del siglo XX. Ojalá que el XXI sea más luminoso.
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Titanic Rising, de Weyes Blood
El cuarto disco de Weyes Blood se nos revela a cada escucha más cargado de elementos políticos. La metáfora del barco hundiéndose, subrayada también en la carátula, atraviesa todo el álbum y funciona como un certero diagnóstico de época, más aún después de lo que hemos vivido en este año. Sus canciones etéreas y bellísimas contrastan con la inminencia del colapso y dejan ver algo de luz al final del túnel. Si el arte político debe ser algo en este siglo, eso es sin duda una luz al final del túnel, del oscuro y estrecho túnel que atravesamos. O “the waters don't really go by me / give me something I can see / something bigger and louder than the voices in me / something to believe”.
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Marginalias, de Ida Applebroog
La exposición que el Museo Reina Sofía dedica hasta finales de septiembre a la artista neoyorquina permite al espectador tener acceso privilegiado a un universo fascinante y radical, en el que convergen la reflexión sobre los dispositivos de poder, las teorías de género y los límites de la representación. En este sentido, me impresionó especialmente su serie Angry Birds of America, una sucesión macabra de pinturas y esculturas de aves muertas, que, inspirada por el trabajo del ornitólogo John James Audubon, piensa sobre la relación entre arte, naturaleza y violencia en el contexto del trumpismo.
Rosa Berbel es graduada en Literaturas Comparadas y máster en Estudios Literarios y Teatrales por la Universidad de Granada. Su primer poemario, Las niñas siempre dicen la verdad (Hiperión, 2018), fue galardonado con el XXI Premio de Poesía Joven Antonio Carvajal y posteriormente merecedor del Premio Andalucía de la Crítica a la mejor Ópera Prima y del premio Ojo Crítico de Poesía 2019 de RNE.